Palma de Mallorca 1970: un torbellino llamado Bobby Fischer

Del 9 de noviembre al 12 de diciembre de 1970 se desarrolló en la espléndida ciudad de Palma de Mallorca, en España, el Torneo Interzonal de ajedrez clasificatorio para el Ciclo de Candidatos, el que en matches eliminatorios consagraría al retador del Campeón Mundial, Boris Spassky.
La expectativa que generó el certamen Interzonal en el mundo ajedrecístico, estuvo sobre todo centrada en la participación en el evento del Gran Maestro norteamericano Robert “Bobby” Fischer, quien llegaba al torneo en calidad de favorito, luego de sus recientes descomunales actuaciones en los torneos de Zagreb (que ganó con 2 puntos de diferencia) y Buenos Aires (ganado con diferencia de… ¡3,5!) en los que hizo gala de una enorme superioridad ante rivales de la talla de Gligoric, Smyslov, Kortchnoi, Panno y Petrosian, por solo nombrar a algunos. Para muchos entendidos, el fenómeno “Fischer” había explotado, confirmando los laureles conseguidos ya desde sus épocas de niño prodigio, y restaba saber, solamente, si su carácter algo inestable no le jugaría en Palma alguna mala pasada.

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Fischer en 1970, foto de Andric Dragoslav

Por Horacio Olivera

El Interzonal otorgaba plaza para los matches de la Candidatura a los seis primeros clasificados. A ellos se agregarían, por derechos adquiridos conforme la reglamentación, el ex campeón Tigran Petrosian y el finalista del Candidatura anterior Viktor Korchnoi.

Se disputó por sistema round-robin (todos contra todos) y tomaron parte veinticuatro jugadores. Como era de rigor en esos lejanos tiempos, cuando se jugaban este tipo de competiciones de muchos participantes, hubo una marcada diferencia de calidad ajedrecística entre lo que se consideraba el grupo de grandes maestros de élite y aquellos jugadores de menor fuerza que habían clasificado, cierto que por mérito propio, en los respectivos torneos zonales.

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Eleazar Jiménez y Bobby Fischer en Palma de Mallorca, 1970.

Robert Fischer, por supuesto, acaparaba la atención de entendidos, aficionados y periodistas de todo el mundo. Su excéntrica personalidad, los reclamos con que solía bombardear desde mucho tiempo atrás a los organizadores de los torneos y sus denuncias, ya desde fines de los años ’50, relativa a contubernios de los soviéticos en su contra, lo habían convertido en un personaje conocido mundialmente en forma tal que excedía largamente el ámbito ajedrecístico. Sin jugar en torneos serios desde 1969 hasta principio de los ’70, su espectacular retorno a los tableros había producido un “terremoto” en el ambiente y ganado, en la consideración general, la convicción de que era un peligro concreto para la hegemonía que la URSS ostentaba desde 1948.

El inicio de la competencia deparó una sorpresa, aunque breve. El relativamente desconocido MI de Mongolia Ujtumen ganó las primeras tres partidas y se adueñó del liderazgo. Pero enseguida los GM hicieron sentir su peso y a la par del descenso del mongol en la tabla, comenzaron a crecer los candidatos, entablándose una dura porfía por el primer puesto.

El soviético Effim Geller marchó en punta hasta la mitad del certamen, con varios competidores acosándolo. Hasta allí, Fischer venía jugando un muy buen torneo, pero no daba muestras todavía de la contundencia que de él se esperaba. Aunque obtuvo buenos triunfos sobre Smyslov, Hort y Reshevsky, había hecho algunas tablas con rivales de menor fuerza e incluso salvó de milagro una posición muy inferior ante el yugoslavo Matulovic, además de haber sido derrotado por otro de los candidatos a ganar el torneo, el danés Bent Larsen.

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Postal con la firma de los jugadores

Pero al llegar la ronda 12°, cuando Geller y Fischer se enfrentaron, con el soviético con medio punto de ventaja sobre Bobby en las posiciones, ocurrió algo que daría un brusco vuelco a la marcha del torneo. Geller, con blancas, ofreció el empate en plena apertura, creyendo que debido a la ubicación de ambos en la tabla, más la ventaja que llevaba al americano en todas las partidas que habían jugado con anterioridad (+3,=2,-0), serían aceptadas. Cómo habrá sido su sorpresa cuando Bobby rehusó, que a partir de allí cayó en inferioridad, perdió un peón y debió entrar en un final de torres inferior, aunque defendible. Tras la suspensión, la opinión de los expertos era que las tablas eran inevitables, pero Fischer porfió para imponer su peón de más e indujo al soviético a cometer un error en la jugada 71° que acabó con su resistencia.

Y allí despertó Fischer. Tomó la delantera y, en un espectacular remate de torneo, sumó diez puntos sobre once posibles en las rondas restantes, derrotando entre otros a los GM de primera fila Uhlmann, Taimanov, Mecking y Gligoric, alcanzando la victoria con 3,5 puntos de ventaja sobre sus inmediatos perseguidores Larsen, Huebner (de consagratoria actuación) y Geller.  Taimanov y el alemán Uhlmann consiguieron el 5° y 6° lugar, clasificando al Candidatura. Es de destacar que jugadores del calibre de Portisch, Smyslov, Gligoric, Panno y Polugaievsky, lucharon hasta último momento por los puestos clasificatorios.

Es difícil saber si el nacimiento del “mito” Robert Fischer se produjo en esta competencia o antes, cuando como niño prodigio se encaramó en los primeros planos del ajedrez, o después, cuando derrotó a Spassky en Reykjavik en 1972 y se convirtió en el nuevo monarca. Pero lo cierto e irrefutable, es que este legendario Interzonal de Palma de Mallorca en 1970, fue el inicio del tramo final de una carrera que el genio estadounidense había iniciado muchos años atrás, cuando en sus sueños infantiles acariciaba la meta que conquistaría poco después: ser el mejor entre los mejores, en el hermoso y seductor mundo de las sesenta y cuatro casillas.


Pueden ver las partidas del Interzonal Palma de Mallorca 1970 ingresando al siguiente link


Visor con las partidas de «Bobby» Fischer en el Interzonal Palma de Mallorca 1970

Palma de Mallorca 1970: un torbellino llamado Bobby Fischer
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