Petrosian, creatividad y legado de un Campeón del Mundo

petrosianArmenio de origen, Tigran Vartanovich Petrosián nació en Tbilisi, Georgia, el 17 de Junio de 1929 y falleció en Moscú, el 13 de Agosto de 1984, a los 55 años. Su carrera ajedrecística estuvo jalonada de importantes logros deportivos aunque, como gustaba decir, le importaba más jugar bien que ganar un torneo. Tal vez por eso, por ese afán cuasi perfeccionista, no arriesgaba jamás si es que no veía claras las consecuencias, no obstante haber demostrado en muchas ocasiones que sus dotes tácticas eran realmente estupendas.

Por Horacio R. Olivera

Tigran tuvo una infancia difícil. Sus padres fallecieron cuando él era muy joven y debió salir a ganar el sustento para sus muchos hermanos. Pero estas dificultades y ocupaciones no fueron un obstáculo para que continuara ligado al juego que se había convertido en su pasión. De la mano de su mentor y primer maestro, Archil Ebralidze, comenzó a abrirse paso en los torneos, obteniendo en Moscú 1944 el título de Campeón Juvenil de la URSS. Comenzaron a aflorar entonces sobre el tablero las enseñanzas que el joven talento adquiría analizando las partidas de Capablanca y Lasker  y, sobre todo, estudiando en profundidad el libro “Mi Sistema” de Aaron Nimzovich.

Luego de ganar en esos años los campeonatos de Georgia y de Armenia, decidió mudarse a Moscú, la meca ajedrecista de la URSS. En 1951 ganó el Campeonato de Moscú y la Semifinal del XIX Campeonato de la URSS,  compartiendo el segundo puesto en la final. Y en 1952 salta a la consideración mundial con su 2°/3° puesto compartido en el Interzonal de Estocolmo. Pero habrá que esperar hasta 1959 para ver su despegue definitivo, pues si bien jugaba hasta ese momento en torneos con relativos éxitos, no es hasta este año en que logra coronarse como Campeón del XXVI Campeonato de la URSS, comenzando una seguidilla de triunfos que empiezan a hacerlo aparecer como un muy probable aspirante al título mundial.

Ya para estas épocas, hace tiempo ha dado contornos definidos a su original estilo: es una jugador de corte posicional, muy sólido, que arriesga poco pero también es derrotado pocas veces (alguna vez, ante una pregunta al respecto dijo: “Si, podría arriesgar más…y perder más también!”) , por lo que comienza a rodearlo una aureola de imbatible. Pero, además, cuando la ocasión es propicia, demuestra a las claras una visión táctica extraordinaria (como en su partida con Guimard en Gotemburgo 1955). A la vez, muchos critican la falta de ambición en su juego y el excesivo número de tablas en su actuación en torneos.

La antesala de su momento cumbre es el Torneo de Candidatos de Curaçao de 1962, donde se impone brillantemente sobre figuras tales como Keres, Geller, Tal y Fischer, en una agotadora competencia de ocho jugadores a cuatro vueltas, convirtiéndose en el desafiante al título, a la sazón en poder del “patriarca del ajedrez soviético” Mikhail Botvinnik.

El match por el Campeonato del Mundo se realizó en Moscú en 1963, con el casi unánime vaticinio de que Botvinnik retendría el título, pues se consideraba que el estilo del armenio no podría ni remotamente conmover la solidez del ajedrez de su rival. Y más aún cuando ya en la primera partida, un Petrosian algo atontado por los nervios, jugó con blancas con suma pasividad y permitió una relativamente sencilla victoria del Campeón. Pero una férrea disciplina había moldeado el carácter del retador, quien se propuso, acorde con la lógica que también gobernaba su juego, continuar tranquilamente, sin tratar de buscar revancha de inmediato. Y así lo hizo, siguiendo tres partidas tablas, hasta que en la quinta produjo un hermoso juego posicional, que le dio la victoria después de una larga y original marcha de su rey por todo el tablero. Las cosas se equilibraron y la lucha fue pareja, pero la presión de su edad y el juego preciso de su rival, acabaron desmoronando a Botvinnik, ante la sorpresa del mundo ajedrecístico: Tigran era el nuevo Campeón Mundial de Ajedrez.

Durante su reinado, Petrosian obtuvo varios triunfos en diversos certámenes (Los Angeles 1963, Buenos Aires 1964, Moscú 1964, etc.) pero también produjo algunas malas actuaciones, lo que le siguió valiendo denuestos de parte de sus críticos. Sin embargo, en 1966 logró detener el impetuoso avance de su retador al título, Boris Spassky, derrotándolo en el match por un score exiguo, pero justo, convirtiéndose en el primer Campeón que lograra retener su título en un “match” desde Alekhine. Pero en 1969, un Spassky mejor preparado y sumamente confiado, lo derrotó con claridad, despojándolo del título.

Tigran dijo alguna vez que “El título de campeón es pasajero, pues alguna vez lo pierdes; pero en cambio, el de ex campeón es para siempre!”. Con esta filosofía, continuó jugando en los primeros planos del ajedrez de elite, ganando torneos y participando en los ciclos del Torneo Candidatura. Así, en 1971 llegó a la final del mismo y disputó un encuentro contra Robert Fischer en Buenos Aires en el que, aunque logró detener brevemente al americano al ganarle la segunda partida en forma brillante, no pudo con el ímpetu juvenil de Bobby y terminó siendo derrotado.

La actuación del armenio en Olimpíadas ha sido sencillamente formidable: jugó en diez ocasiones, desde 1959, con el resultado de setenta y ocho victorias, cincuenta empates y una sola derrota, que le infligió el alemán Huebner (la que, por otra parte fue por tiempo, en una posición de tablas, habiendo mediado un reclamo por mal funcionamiento del reloj).

Asimismo, fue Petrosian, durante muchos años, director de la famosa revista rusa “64” y, como docente, formó a toda una generación de nuevos jugadores en las clases que impartió en la escuela de ajedrez del club “Spartak”, en Moscú. En otro ámbito, se doctoró en Filosofía y su brillante tesis se tituló “Algunos problemas de lógica en el análisis ajedrecístico”. Fue también un apasionado de la música de Tchaicovsky y Wagner, así como fotógrafo aficionado.

Pero, más allá de sus actuaciones en el tablero, de sus resultados deportivos o de las peculiaridades de su estilo, el legado ajedrecístico de Tigran Petrosian ha sido valorizado y revalorizado con el correr del tiempo. El análisis profundo de sus partidas, ha revelado una manera sumamente particular e innovadora de comprensión del juego y ha sido y seguirá siendo materia de estudio para los ajedrecistas. Son “ideas marca” del armenio sus procedimientos de “sobreprotección y profilaxis” o “sacrificio posicional de la calidad” así como su búsqueda de la “armonía de las piezas sobre el tablero”, que se pueden encontrar en gran cantidad de sus partidas. Son también importantes sus aportes a la teoría de aperturas: es conocida la “variante Petrosian” en las populares India de Rey, India de Dama y Caro-Kann.

El legendario Robert Fischer, tan poco propenso a halagar a sus rivales, dijo sobre Petrosian (probablemente el único jugador soviético al que verdaderamente Bobby respetaba) “Tiene el don de descubrir el peligro de un ataque veinte jugadas antes de que la idea surja en la cabeza de su adversario”. El mismo Botvinnik comentó alguna vez “Petrosian posee el talento más original y genuino de todos nuestros Grandes Maestros”. Y el mismísimo Garry Kasparov escribió:”Pocos ajedrecistas famosos introdujeron en el desarrollo del ajedrez una aportación tan considerable como lo hizo Tigran Vartanovich”.

Aún hoy en día, pueden encontrarse ecos de sus ideas creativas en las partidas de muchísimos jugadores, incluso entre los mejores del mundo, como por ejemplo en Levon Aronian y, porque no, en el indiscutido número uno, Magnus Carlsen.

Vaya pues el homenaje de Ajedrez 12 para uno de los mas grandes del ajedrez de todos los tiempos: el inigualable Tigran Vartanovich Petrosian!

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