Kramnik-Topalov y el Toiletgate: de ajedrez, retretes y programas informáticos…

¿Se habrán imaginado alguna vez Morphy, Capablanca, Botvinnik o Tahl que el toilette (o baño o servicio o como quiera llamársele) habría de tener una importancia manifiesta en un match con el título mundial de ajedrez en juego? ¿Habrán pensado Steinitz, Lasker o Alekhine que llegaría el día en que un elemento no humano que jugara ajedrez crearía una discordia capaz de hacer tambalear un enfrentamiento por la corona del mundo? ¿Supusieron en alguna ocasión Euwe o Petrosian que haría falta un match en el que jugaran dos campeones en vigencia para unificar un título mundial dividido a causa de rencillas político-ajedrecísticas?
Las respuestas a estas preguntas son, obviamente, negativas.
Pero en 2006, el match entre el ruso Kramnik y el búlgaro Topalov puso en evidencia que todo puede ser posible…

Por Horacio R. Olivera

 

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Topalov – Kramnik

En Elistá, República de Kalmukiá, Rusia, se enfrentaron, a partir del 23 de Setiembre de 2006, los grandes maestros Vladimir Kramnik (ruso, Campeón Mundial Clásico) y Veselin Topalov (búlgaro, Campeón Mundial FIDE), con el objeto de unificar el título mundial de ajedrez, dividido luego del cisma ocasionado a partir de la pelea de Garry Kasparov con la Federación Internacional de Ajedrez en 1993. Por lo que, desde el vamos, el encuentro tuvo un ingrediente fuera de lo común: se enfrentaban por primera vez a dirimir supremacías dos campeones del mundo en vigencia, una situación inédita. Por lo demás, el enfrentamiento constituía un hito en la historia del ajedrez, por el hecho de estar en juego la mencionada unificación, dejando atrás las divisiones y rencores que alimentaron la separación ocurrida trece años antes.

El match se jugó a doce partidas a ritmo clásico, sin suspendidas y para el caso de igualdad, desempate con cuatro partidas a 25 minutos con incremento de tiempo y, de persistir, partidas a ritmo “blitz” hasta consagrar a un ganador.

Ya desde el inicio mismo de los juegos, la lucha fue encarnizada. Topalov, fiel a su estilo combativo, buscó la victoria en la primera partida llevando las negras, pero arriesgó en exceso y el ruso se llevó el punto. En la segunda, otra vez Topalov llevó la iniciativa y montó un feroz ataque que debiera haberle dado la victoria, pero se equivocó al momento del remate y Kramnik volvió a ganar. La tercera y cuarta partidas mostraron al búlgaro dispuesto a descontar a como diera lugar, pero la tarea defensiva de su rival fue óptima, acabando ambos juegos en tablas.

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Sala de descanso

Cuando todo hacía presagiar que el match sería una reñida batalla solo dentro de las 64 casillas del tablero, tuvo lugar, luego de jugada la cuarta partida, un hecho conmocionante y nunca visto en una enfrentamiento de tan alto nivel e importancia: Silvio Danailov, manager de Topalov, presentó una denuncia ante elComité de Apelaciones de la FIDE y en un comunicado de prensa, reclamando por el hecho de que Kramnik, prácticamente después de cada una de sus jugadas, se dirigía la sala de descanso y allí se observaba, a través de las cámaras de seguridad, que pasaba al baño (el único lugar en donde no había instaladas estas cámaras); este proceder, decía la denuncia, se había verificado más de cincuenta veces desde el inicio, y lo calificaba como “algo extraño…cuando no sospechoso”, requiriendo del Comité tomara cartas en el asunto, so pena del abandono del match por parte de Topalov.

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Inspección del baño y la sala de descanso

Aunque no lo mencionaba expresamente,  era obvio que la presentación apuntaba a sugerir que el ruso se estaba ayudando con algún programa de computación de los muchos y muy fuertes de que se disponía ya en esos tiempos. Kramnik, por su parte, contestó, al ser consultado, que tomaba mucha agua durante los juegos y por eso usaba seguido el sanitario y, además, que el lugar de descanso le resultaba chico, por lo que ampliaba en el baño la superficie de caminata; una vez finalizado el match, incluso comentó que se metía en los lavabos para fumar sin ser visto.

El revuelo causado por la reclamación fue enorme y trascendió el ambiente meramente ajedrecístico, ya que los medios periodísticos de todo el mundo se hicieron eco de esta “probable” trampa, tan impropia de este o cualquier otro deporte de alta competencia.

Las autoridades, luego de ver los videos presentado por los búlgaros como prueba, tomaron una decisión salomónica: anularon los baños individuales de ambos jugadores y habilitaron uno en común. Sin embargo, Kramnik se mostró indignado ante tal actitud, indicando que afectaba su privacidad, y no se presentó a jugar en la quinta partida, que por lo tanto fue adjudicada a su rival. El hecho solo tiene precedente en el match de 1972 entre Fischer y Spassky, en el que el norteamericano perdió por ausencia la segunda partida.

El conflicto había llegado a su clímax. Kramnik era el que ahora amagaba con abandonar el encuentro si no se daba marcha atrás con el tema de los toilettes y además, reclamaba la remoción del Comité de Apelaciones, al que acusaba de manifiesta parcialidad. Parecía que todo estaba perdido, pero la FIDE tenía una última carta que jugar: la intervención personal de su presidente, Kirsán Iliumzhínov, quien voló de urgencia a Elistá desde Moscú para mediar en el asunto.

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Topalov gana la 5ta. partida ante la incomparecencia de su rival

Las posiciones de ambos bandos parecían irreductibles: Kramnik y su equipo argumentaban que todo se trataba de una maniobra tendiente a enturbiar las aguas de un match que se presentaba a todas luces difícil de remontar para Topalov. Los búlgaros se mantenían en sus dichos y pugnaban por mantener las modificaciones hechas por la organización respecto de los baños (señal de que la denuncia había sido considerada) y conservar asimismo el punto ganado por incomparecencia.

Iliumzhínov jugaba en las negociaciones buena parte de su ya algo alicaído prestigio y, si bien no trascendieron los pormenores de las mismas, todo indica que basó su argumentación en el fastidio de los patrocinadores por el bochornoso espectáculo que se brindaría en caso de tener que suspender los juegos. Hay que destacar, claro, que independientemente de quien triunfare, cada jugador embolsaría la nada despreciable suma de un millón de dólares…

Como fuere y seguramente como señal para tratar de conformar ahora al ruso, los integrantes del Comité de Apelaciones renunciaron en pleno y fueron reemplazados por otros funcionarios. El tema del toilette se zanjó habilitando de nuevo los que estaban originalmente, pero otorgando a los jugadores y sus equipos la facultad de inspeccionarlos antes y después de las partidas.

Así que, finalmente, Vladimir Kramnik se presentó a jugar la sexta partida, aplazada algunos días debido a este “Toiletgate” (como comenzaron a llamar al “affaire” en los corrillos), quedando pendiente su reclamo sobre el punto perdido en la quinta.

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Séptima partida

La sexta y séptima partidas resultaron tablas, pese a los esfuerzos de Topalov por alcanzar el triunfo. En la octava y novena el búlgaro obtuvo el premio a su tenacidad y empuje, ganando ambas luego de dura lucha en posiciones complejas y adelantándose en el marcador, para sorpresa de todos. Desde luego, el humo del combate extra-ajedrecístico no se había disipado totalmente y en el entorno de Kramnik se comentaba que el conflicto había quebrado la estabilidad emocional de Vladimir, por lo que su nivel de juego había caído sensiblemente. Como es lógico, desde el lado de Topalov se argüía que el empeoramiento del juego de su rival se debía a que ya no podía recibir ayuda externa.

La décima partida otra vez se desarrolló por senderos de complicaciones ya desde el vamos, esta vez en una Apertura Catalana. Kramnik ganó una calidad que impuso con precisión, empatando el marcador.

Las últimas dos partidas resultaron tablas luego de ardua lucha, por lo que el resultado del match fue un empate, lo que obligó a llevar el encuentro a la segunda instancia de definición, esto es cuatro partidas a ritmo de veinticinco minutos por jugador, con incremento de diez segundos por jugada.

La primera partida, donde Topalov llevó las blancas, fue una dura lucha que transcurrió bajo el signo del equilibrio, firmándose las tablas en la movida 47. Pero en la segunda, Kramnik no dejó pasar su oportunidad jugando con blancas, imponiéndose en una lucha de maniobras donde siempre llevó la iniciativa y que remató con precisión. Topalov logró la victoria en la tercera partida, después de lanzar un devastador ataque sobre el monarca enemigo y empató el marcador

Desde luego, la atmósfera luego de las tensiones vividas y las secuelas que aún se palpaban en los jugadores, sus equipos, directivos, periodistas y público, eran visibles. Los integrantes de las comitivas de ambos jugadores se evitaban mutuamente, en un ambiente de creciente hostilidad, y los contendientes dejaron de saludarse con un apretón de manos como es de rigor antes de cada juego.

savinov62La partida decisiva fue otra vez conducida por Kramnik con un alto concepto posicional, impidiendo en todo momento que su rival pudiera generar las complicaciones que tan buenos resultados le proporcionaron durante el match. El juego se fue decantando a favor del ruso, quien con dos peones de más apeló a su excelente técnica para definir categóricamente la partida y coronarse Campeón del Mundo. Era el 13 de Octubre de 2006, hace hoy exactamente diez años.

En lo estrictamente ajedrecístico, los juegos de este gran enfrentamiento han colmado sobradamente las expectativas: partidas de lucha intensa, jugadas con gran ambición y sin dar ni pedir tregua, son ejemplo de la combatividad de que hicieron gala ambos maestros, quienes estuvieron en un todo a la altura de sus antecedentes y real fuerza práctica.

Pero lamentablemente, el match es y será recordado no tanto por la calidad de sus partidas, sino por el oscuro incidente que ocurrió durante el mismo. Sus repercusiones aún son motivo de debate y, ante la imposibilidad de develar el misterio sobre a quienes de los contendientes le asistió la razón, queda solamente el sabor amargo del triste espectáculo que se brindó y que empalideció la fiesta que era de esperarse.


Match Topalov-Kramnik, Elista, 2006


Desempate

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