Alekhine-Euwe 1935: el resultado menos esperado

Alexander Alekhine había conquistado el título de Campeón Mundial de ajedrez en Buenos Aires, en 1927, al derrotar, contra todo pronóstico, al genial José Raúl Capablanca. A partir de entonces, se había negado con firmeza a conceder al ex campeón la chance de jugar la revancha, como debía haber sido de rigor. Sabido es que en aquellas épocas, el campeón tenía el derecho de aceptar o no un reto, lejos aún las reglamentaciones que la FIDE implementó después de la guerra y que regularon desde ese momento las disputas del máximo cetro. Así que, argumentando todo tipo de pretextos, rechazó Alekhine de plano la posibilidad de disputar un nuevo match con el cubano, prefiriendo optar por otros jugadores de un excelente nivel, pero de mucha menor fuerza práctica. En 1929 y 1934 jugó sendos matches, con el título en juego, contra el ruso Effim Bogoljubow, a quién venció con relativa facilidad en ambas ocasiones. Y hacia 1935 escogió cuidadosamente una nueva presa: Max Euwe era un profesor de matemáticas holandés, que no se dedicaba al ajedrez a tiempo completo, pero que había tenido en los últimos años excelentes desempeños en torneos internacionales de gran jerarquía. Alekhine debió considerarlo un rival fácil y aceptó la concreción de un encuentro. Lo esperaba una enorme sorpresa…

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Por Horacio Olivera
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Euwe y Alekhine analizando la partida 24

La confrontación entre Alekhine y Euwe de 1935 tuvo características itinerantes, pues se disputó nada menos que en trece ciudades de los Países Bajos. Pactada al mejor de treinta partidas, se inició el 3 de octubre en Amsterdam, en un ambiente en donde, obviamente, los seguidores de Euwe, el jugador local e ídolo indiscutido en su país, eran una abrumadora mayoría.

Sin embargo, nadie abrigaba demasiadas expectativas sobre un posible triunfo del holandés, no obstante sus excelentes condiciones  y el intenso trabajo de preparación que había realizado. Alekhine era un verdadera “topadora”, que arrasaba con sus rivales torneo tras torneo desde que se coronara campeón y parecía imposible detenerlo.

Las primeras partidas del match parecieron confirmar los unánimes pronósticos, pues el francés ganó la y, si bien perdió la , ganó luego la , y luego de dos tablas, la, tomando una ventaja en el tanteador que, aunque el encuentro era largo, se consideraba poco menos que definitoria.

Pero Euwe iba a demostrar que estaba a la altura de las circunstancias y que no todo estaba dicho, pues con juego brillante comenzó a remontar partida tras partida y en la 14° igualó, para sorpresa de todos y del campeón en particular.

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Euwe campeón del mundo

La segunda parte de la contienda fue tan apasionante como la primera mitad, pues el campeón volvió a sacar ventajas y el desafiante volvió a acortarlas y a pasar al frente por un punto faltando tres juegos para la culminación. Las tres últimas partidas resultaron empatadas (en la última Euwe cedió las tablas en posición claramente ventajosa) y el match finalizó con el triunfo del holandés, quien el 15 de diciembre de 1935 se convirtió en el nuevo Campeón Mundial de ajedrez.

Mucho se ha hablado sobre un enemigo no ajedrecístico, que habría influído sobre el juego de Alekhine durante esta disputa: su adicción al alcohol, que al parecer estaba en pleno desarrollo al momento de jugarse el encuentro. Incluso alguna vez, según comentarios, el mismo Euwe habría sugerido, tiempo después, que notó varias veces durante los juegos que Alekhine se encontraba bajo la influencia de la bebida.

Pero lo cierto es que Max Euwe, todo un caballero del tablero, ganó en forma por demás merecida el encuentro, habiendo desplegado en sus partidas un juego pujante y emprendedor para destronar al extraordinario Alekhine de su magno sitial.


Partidas del match

Alekhine-Euwe 1935: el resultado menos esperado
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