Luis Piazzini, ajedrecista y mecenas del juego

Basado en la semblanza del maestro incluida en La generación pionera (1924-1939), primer volumen de la colección Historia del Ajedrez Olímpico Argentino, Senado de la Nación, 2012. Autores: Sergio E. Negri y Enrique J. Arguiñariz.

 

 

Luis Piazzini (1905 – 1980) sería otro de los animadores de los campeonatos argentinos. Si bien debuta en ellos con un pálido lugar 16 (entre 19) en 1931,  prosiguiendo en el puesto 12 (entre 15) en 1932, se “destapa” al año siguiente. En efecto, en 1933 gana el torneo que le permite adquirir la calidad de desafiante del campeón, que era Jacobo Bolbochán, a quien bate claramente por 5½ a 2½, por lo que lo sucede en el trono.

Lo resignaría, sin embargo ante Grau, en 1934, al perder por 7½ a 5½. En 1936 es séptimo, en 1937 secunda a Jacobo Bolbochán pero, como éste desiste de jugar con el campeón, accede al match ante Guimard, aunque cae claramente por 7½ a 2½. Y en 1939 pierde el match por la corona argentina con Maderna por 8 a 6.

En 1943 regresa, siendo quinto; en 1946 es undécimo; en 1947 séptimo, y en 1950 y 1951 es cuarto (en el primero de los casos a solo medio punto de Maderna, que sería el campeón, y en el segundo siendo precedido por Najdorf, Rossetto y Guimard).

En 1953 cae al puesto 17 (entre 20), en 1959 es séptimo y, tras un larguísimo paréntesis, se despide de esta clase de competencias en 1971 cuando es 18° (un triunfo, cinco empates y tres derrotas): ¡A los 66 años de edad!

Quizás el mayor triunfo individual de Piazzini fue el de 1934-5 cuando, en Buenos Aires, se impone en el campeonato sudamericano, delante de Palau, Grau, Pléci y Vinuesa. 

En 1952 gana el campeonato del Club Argentino de Ajedrez, al que representara en innumerables oportunidades y del que sería un auténtico mecenas.

En Olimpíadas Piazzini participa en Estocolmo´37 y en Buenos Aires´ 39. En el primer caso,  le va bastante bien, con cuatro triunfos, dos derrotas y seis tablas, redondeando 7 puntos en 12 (58% de efectividad). ¡Y todo ello en el más que acuciante primer tablero!

Comienza muy bien, en la capital sueca, al ganar los dos primeros juegos. Mantiene posteriormente el invicto, ya que hace 4 tablas sucesivas. Aunque luego cae 2 veces (con el holandés Euwe y el letón Petrovs). En la parte final vuelve a mejorar, al lograr 2 triunfos y 2 empates. Le gana en esta competencia al norteamericano Reshevsky, empata con el polaco Tartakower, el inglés Thomas y el lituano Mikénas, entre varias de las grandes figuras con las que Piazzini se debió enfrentar en Estocolmo.


 


En Buenos Aires´39, jugando casi siempre de primer tablero en reemplazo de un pálido Grau, no desentona, pero tampoco se destaca especialmente, ya que gana cuatro partidas, empata en igual número de veces,  y pierde en tres ocasiones, con lo que hace 6 puntos en 11 (55% de eficacia).

Principia de nuevo con todo, al ganar cuatro partidas y empatar tres. Pero el final es espantoso: tras perder el invicto, rescata unas tablas y cae derrotado en los dos últimos juegos (con el sueco Ståhlberg y el estonio Keres). Salvo en sendas ocasiones, juega siempre de primer tablero, con un triunfo ante el lituano Vaitonis, y tablas con el polaco Tartakower, el checo Opocénsky y el alemán Michel.

En la consideración global olímpica se puede decir que Piazzini cumplió, acuciado siempre en tableros principales, habiendo estado  por encima de la media, aunque ello fue así jugando relativamente pocas partidas (si se lo compara con lo hecho por Guimard y Pléci, por ejemplo). 54,5% fue su efectividad obteniendo 13 puntos sobre 23 juegos.

Para Chessmetrics, Piazzini tiene a enero de 1934 como el momento cumbre de su carrera ajedrecística, ya que alcanza los 2.574 puntos y el puesto 34 en la consideración mundial.

Piazzini, gran ajedrecista argentino quien, además, se destacó en su rol de mecenas. Gracias a sus aportes el Club Argentino de Ajedrez de la capital argentina pudo brillar y se facilitó la presencia argentina en el Torneo de las Naciones de Estocolmo en 1937 y la organización en casa del de 1939, el último previo a la Segunda Guerra Mundial.

De hecho, y como prueba de ello, en una finca de propiedad de su familia, en la localidad de Adrogué (la quinta Las Delicias), el equipo nacional que jugó en Buenos Aires pudo ser entrenado por el campeón del mundo Alexander Alekhine, quien fue contratado a tal efecto.


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