Un camino con más espinas que rosas

Solo dos mujeres llegaron al top 100 integraron alguna vez la nomina de los cien mejores ajedrecistas. Una de ellas es la húngara Polgar, primera mujer en ganar la medalla del Campeonato de Europa y en alcanzar los diez mejores lugares en la lista mundial de ajedrecistas. La otra es la china Hou Yifan, la GM más joven de la historia.

Por Leandro Krysa para Página 12

En la actualidad hay sólo dos mujeres en la lista de los mejores cien jugadores absolutos (la categoría en la que compiten tanto hombres como mujeres). Una de ellas es Judith Polgar, considerada la mejor jugadora de todos los tiempos. La húngara lideró el ranking mundial de ajedrecistas femenino desde 1989, además de haber sido la primera mujer en ganar la medalla del Campeonato de Europa y en alcanzar los diez mejores lugares en la lista mundial de ajedrecistas. La otra jugadora de ese selectísimo grupo es Hou Yifan (en el puesto 87, con 2663 de Elo), quien en agosto de 2008 y con sólo 14 años se convirtió en la mujer más joven de la historia en conseguir el título de Gran Maestro. Hou aprendió a jugar a los tres años, se entrenó con un Maestro Internacional a los cinco, y ganó el Campeonato del Mundo de Niñas sub-10 a los nueve. A los diez años se mudó a Beinjing para estudiar en el Centro Nacional de Ajedrez y su progreso nunca se detuvo.

La primera jugadora en toda la historia en destacarse en el ajedrez absoluto fue Vera Menchik, una joven británica de origen ruso. Después de ganar el primer Campeonato Mundial Femenino en 1927, defendió ese título exitosamente seis veces, ganando cada campeonato hasta su muerte, en 1944. Menchik también compitió en la categoría más alta: en 1929, en Ramsgate, logró un empate en el segundo puesto junto con Akiba Rubinsetin, sólo medio punto detrás de José Raúl Capablanca.

En Sudamérica son pocos los casos de jóvenes mujeres que participan en torneos absolutos de categorías promocionales. Uno de los más destacados es el de la peruana Daysi Cori Tello (2425), quien en 2011 resultó subcampeona del Campeonato Panamericano Juvenil sub-20 en Ecuador.

El hecho de que los torneos juveniles estén divididos en masculino y femenino es para algunas jugadoras una de las razones por las que existe una disparidad de nivel. La GM Irina Krush, actual campeona femenina de Estados Unidos, condenó la distinción de los torneos y los títulos (WGM, WIM, WFM): “No veo su beneficio, los títulos de las mujeres son en realidad una marca con bajas expectativas”, sostuvo la seis veces campeona nacional.

El país que mejor trabaja para equiparar los niveles es China. El gigante asiático no realiza distinciones de género a la hora de promover talentos. Cuando algún entrenador capta un jugador extraordinario en cualquier rincón del inmenso país, da aviso a Yé Jiangchuán, Gran Maestro y director técnico de la federación. Si él da el visto bueno, el niño o niña en cuestión son seguidos con atención, y si sus resultados son consistentes, él o ella y su familia son invitados a mudarse a Beijing; allí sus padres obtienen garantías para obtener un trabajo y buenas condiciones de vida, mientras que el joven talento recibe un entrenamiento específico de alto nivel.

Como resultado, China posee cuatro representantes femeninas dentro de las mejores diez juveniles del mundo, con elos de 2663, 2460, 2428 y 2368. A pesar de esto, si se comparan con los cuatro mejores juveniles masculinos de China, los rankings continúan siendo favorables a los hombres: 2700, 2645, 2544 y 2462.

La disparidad entre mujeres y hombres

OPINAN LA MI CAROLINA LUJAN Y LA GM CLAUDIA AMURA

Consultada por Página/12, la Maestra Internacional Carolina Luján, número uno del ranking femenino local, aseguró, acerca de las causas de la disparidad de nivel entre hombres y mujeres: “Se trata de un problema cultural, de ninguna manera hay condicionamientos biológicos. Vivimos en una sociedad todavía muy cerrada en muchos aspectos, una sociedad que identifica la razón con lo masculino y reserva a lo femenino un lugar menos científico y más irracional. Es fácil ver cómo se traducen estas ideas a los porcentajes de hombres y mujeres que juegan al ajedrez. En un torneo abierto pueden llegar a contarse cien hombres por cada mujer, y eso, naturalmente, hace más probable que haya más jugadores hombres de mucho nivel”. La actual campeona continental agregó: “Si hay alguna diferencia, esa diferencia tiene que ver con la resistencia física, pero aun así, eso se entrena. No creo en absoluto que haya desigualdades en términos de capacidades”.

Por su parte, la Gran Maestro Femenino y pentacampeona argentina Claudia Amura opinó: “Creo que la diferencia entre la participación masculina y femenina en el ajedrez se debe a varios factores. El ambiente del ajedrez sigue siendo netamente masculino (mayoría de dirigentes, árbitros, organizadores, entrenadores). Ante ese panorama la mujer debe estar acompañada por un entorno afectivo propicio y debe tener un carácter especial para estar en ‘igualdad de condiciones’. Judith Polgar siempre estuvo acompañada por alguien de su familia, su madre o su esposo, pero ante la llegada de los hijos ya le resultó casi imposible continuar la lucha en la élite mundial, y para cumplir con su rol de madre obviamente debió postergar el ajedrez. Creo que los hombres son capaces de postergar casi todos los demás proyectos o desentenderse de ellos, pero para la mujer siempre hay otras prioridades”. Amura también se refirió al entrenamiento: “Como dijo Kasparov, en más de una ocasión la fuerza física también juega un papel importante en el ajedrez, aunque muchos no lo noten. Una partida consume mucha energía del ajedrecista; para soportar la tensión que nos genera un torneo tenemos que estar muy fuertes física y emocionalmente, y a veces las mujeres tenemos altibajos. En fin, no es imposible que una mujer supere o equipare a los hombres (la escuela china es el mejor ejemplo de paridad) pero creo que las mujeres siempre tendremos que hacer un esfuerzo mayor para lograrlo”.

Un camino con más espinas que rosas